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Se juzgarían estilos de vida.

Escriben sobre la tormentosa relación entre Suiza y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Es molesto que el TEDH se preocupe de los derechos del hombre juzgando el estilo de vida (de cada país), se afirma.

11 de julio de 2017

En una reciente conversación de la periodista Sibilla Bondolfi con Helen Keller, profesora de Derecho Constitucional, representante de Suiza ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, se abordó la relación del Estado suizo con el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

En el texto, se sostiene que Suiza ha sido condenada alrededor de un centenar de veces tras la ratificación de la Convención Europea de los Derechos Humanos original. El dato es modesto si se le compara con los registrados de otros países. Y en 97% de los casos, las solicitudes han sido consideradas inadmisibles, es decir, el TEDH no las trata porque no son de su competencia, o porque presentan lagunas.

Entre las quejas contra Suiza que sí han sido aceptadas, se indica que el Tribunal constató una violación a la CEDH en 59% de los casos. A título comparativo, en el caso de Rusia, la tasa es de 95%. A la luz de las cifras, Ucrania, Turquía, Hungría, Rusia y Rumania e Italia son los verdaderos ‘clientes frecuentes’ de Estrasburgo. Son origen de la mayoría de las quejas y figuran entre los Estados condenados con mayor frecuencia. Además, a diferencia de Suiza -que prácticamente siempre aplica las decisiones del TEDH- estas naciones son reincidentes en el tipo de casos por los cuales se las señala. “La vida sería mucho más fácil si estos seis países cumplieran con sus deberes”, dice Helen Keller.

Por su parte, Suiza no suele acudir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos por casos de muerte, tortura o esclavismo. La mayor parte de las quejas que le atañen están relacionadas con el derecho a juicios justos, un área en la jurisprudencia de Estrasburgo que ha influenciado fuertemente el orden jurídico suizo. Hasta hace algunos años, los procedimientos civiles y penales precisaban de las competencias y decisiones de cada cantón y mostraban notables diferencias. Un proceso de unificación a nivel nacional entró en vigor en 2011 y las decisiones del TEDH contribuyeron a ello.

De otro lado, se expresa que casos de violación a los derechos a la vida privada y familiar son la segunda causa por la que Suiza es demandada en Estrasburgo. Se trata generalmente de procesos relacionados con la expulsión o extradición de un padre de familia. Pero Suiza también ha sido condenada en diversas ocasiones por obstaculizar la libertad de prensa, o por problemas de equidad de género. Y se le juzga también por la política de suicidio asistido que tiene en vigor.

Sin embargo, se agrega que algunos juicios pronunciados en contra Suiza son mal vistos por la población. Por ejemplo, que un extranjero criminal no pueda ser expulsado porque tiene hijos en Suiza es algo que genera malestar entre la población. Asimismo, que los seguros de enfermedad deban cubrir los gastos derivados de una operación para cambiar de sexo. O que Suiza no pueda condenar a alguien por discriminación racial cuando afirma que el genocidio armenio es solo “una mentira internacional” (como sucedió en el caso del político turco Dogu Perincek) porque si no estaría violando su derecho a la libertad de expresión, aunque el propio tribunal aplique otro baremo cuando se trata de negar el Holocausto. Los suizos tampoco comprenden que la disolución de una asociación ilícita sea violatoria de los derechos del hombre de los involucrados.

El antiguo presidente del Tribunal Federal, Martin Schubarth, estimaba que el TEDH toma decisiones que no tienen relación real con la protección de los derechos del hombre.

Ciertamente, se concluye de esa forma, dicha instancia es importante para hacer valer los derechos humanos fundamentales, como lo hizo al condenar de manera directa a la CIA por sus programas de secuestro y tortura. “Pero es molesto que el TEDH se preocupe de los derechos del hombre juzgando el estilo de vida (de cada país)”.

 

 

 

 

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