Los vertiginosos avances tecnológicos del siglo XXI han permeado todas las esferas de la actividad humana. Y es que la función judicial tampoco se ha quedado atrás, pues ciertos países están implementando mejoras en sus judicaturas que hace pocas décadas eran impensables. Es el caso de China, que ya utiliza la inteligencia artificial (IA) para apoyar las tareas judiciales en distintos juzgados del país.
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Así, un tribunal de la ciudad de Hangzhou emplea un asistente llamado “Xiao Zhi 3.0” (pequeña sabiduría), cuya función es ayudar al juez a dictar resoluciones apoyándose en una base de datos que utiliza IA. Para lograrlo utiliza un sistema de reconocimiento de voz que graba los alegatos de las partes, lo que le permite analizar y consultar en tiempo real las bases de datos aplicables al caso. Si bien en un principio solo se limitaba a realizar tareas repetitivas, como anunciar los derechos y obligaciones de las partes, ahora es capaz de cumplir tareas mucho más complejas.
Sin embargo, este no es un caso aislado, pues otros juzgados del país también emplean esta tecnología. Es el caso de un tribunal de Suzhou, que ha utilizado en casos de accidente de tránsito el sistema de predicción de sentencias “Xiao Baogong”, lo que ha permitido al juez ahorrar un 80% de su tiempo. Este sistema puede incluso valorar las pruebas y redactar sentencias, apoyado en la jurisprudencia y el big data.
Esta realidad no ha estado exenta de polémica. Algunos expertos han alertado de que los tribunales al no poder desarrollar estas tecnologías por sí mismos se ven obligados a contratar el servicio a terceros. Esta externalización supone remitir los antecedentes de los casos, incluida la información personal de los intervinientes, a bases de datos manejadas por privados. Sin ir más lejos, en 2019 Francia prohibió la utilización de la IA en sus tribunales, debido al riesgo de comercialización de los datos.
“Las motivaciones de esas empresas son diferentes a las de las instituciones públicas. Por tanto, la forma de asegurarse de que el proceso es responsable, de que los datos en sí no están sesgados, de que los algoritmos sean justos es un reto fundamental no solo para China, sino para todo el mundo”, advirtió Shitong Qiao, profesor en la Facultad de Derecho de Duke.