El Tribunal de Apelación de París (Francia) confirmó la pena de 3 años de cárcel impuesta al expresidente Nicolas Sarkozy, por su participación en un caso de escuchas telefónicas ilegales. Sin embargo, no irá a prisión, pues deberá cumplir su condena en régimen de arresto domiciliario bajo vigilancia electrónica.
Según los antecedentes del caso, Sarkozy, su abogado y un juez se asociaron para obtener y compartir información sobre investigaciones judiciales que implicaban al expresidente en ilícitos. Para lograr este objetivo recurrieron a diversos medios, como escuchas telefónicas, espionaje y sobornos. Por estos hechos, en 2021 fueron condenados a 3 años de cárcel por los delitos de corrupción activa y tráfico de influencias.
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Se ha acreditado que utilizó sus medios para obtener una sentencia favorable en el caso “Bettencourt”, en que estaba siendo investigado por las presuntas donaciones no declaradas que habría recibido de la heredera de L’Oréal. En este contexto, Sarkozy ofreció a un magistrado un nombramiento honorario en Mónaco a cambio de su ayuda.
“Ciertamente, los actos realizados no han tenido el éxito esperado, pero este caso tiene, no obstante, cierta gravedad en términos de ataques a nuestras instituciones» , señaló el Tribunal, en atención a que bastaba una simple intención para caracterizar los delitos perseguidos y para establecer una voluntad de eludir la ley.
De esta forma, Sarkozy se ha transformado en el primer expresidente francés en ser condenado a pena de prisión efectiva. Si bien su defensa anunció que recurrirá el fallo vía casación, la condena ha sido un duro golpe a sus aspiraciones políticas, ya que, según trascendidos, planeaba presentarse en las próximas elecciones presidenciales.