El Pacto para el Futuro, adoptado en la Cumbre de las Naciones Unidas para el Futuro de 2024, constituye un acuerdo internacional que reafirma el compromiso de los Estados miembros con una serie de principios y objetivos clave. El presidente de la Asamblea General, Philémon Yang, de Camerún, calificó esta cumbre como un “llamado a la acción”, en el cual se reafirma la adhesión de los Estados a los principios del derecho internacional, los objetivos establecidos en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los compromisos emanados de la Carta de las Naciones Unidas. El pacto fue adoptado por una votación que registró 143 votos a favor, 7 en contra y 15 abstenciones.
El acuerdo aborda una serie de desafíos globales distribuidos en cinco ejes principales: desarrollo sostenible y financiación, paz y seguridad internacionales, ciencia, tecnología, innovación y cooperación digital, juventud y generaciones futuras, y la transformación de la gobernanza global. Cada uno de estos ejes contempla un conjunto de acciones específicas, entre las que se destaca la intención de reformar el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, particularmente en lo que respecta al uso del poder de veto y la ampliación de la membresía del Consejo, con el fin de reflejar mejor la realidad internacional contemporánea.
El poder de veto, actualmente en manos de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China, Francia, Rusia, Estados Unidos y el Reino Unido), ha sido objeto de debate en diferentes foros de la ONU. En una intervención realizada en abril de 2024, el ex presidente de la Asamblea General, Dennis Francis, expresó que el uso creciente de este poder podría comprometer la capacidad del Consejo y, en consecuencia, de las Naciones Unidas para hacer frente a cuestiones críticas de paz y seguridad internacionales. El Pacto para el Futuro contempla acciones dirigidas a revisar y limitar este mecanismo, aunque no se especifican plazos ni modalidades concretas para dicha reforma.
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Adicionalmente, el pacto subraya la importancia de que los Estados renueven su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que fueron adoptados en 2015. Los ODS incluyen 169 metas diseñadas para promover la justicia, la salud y la prosperidad a nivel mundial. Sin embargo, el progreso hacia estos objetivos ha sido limitado, y un informe de 2024 señala que solo el 17 % de las metas están encaminadas a cumplirse para el año 2030. A la luz de esta situación, el Pacto para el Futuro propone una serie de medidas, tales como la movilización de recursos financieros adicionales para los países en desarrollo y la eliminación de barreras jurídicas y sociales que afectan a mujeres y niñas, con el propósito de mejorar la alineación de las políticas nacionales con los ODS.
El acuerdo incluye además un Pacto Digital Mundial, en el que se reconoce la importancia de regular las tecnologías emergentes y de promover la cooperación internacional para cerrar las brechas digitales existentes entre países y regiones. El pacto también anexa una Declaración sobre las Generaciones Futuras, la cual establece principios y directrices para garantizar la protección de los intereses de las generaciones venideras. Asimismo, se solicita al Secretario General de la ONU que elabore un informe sobre la implementación de esta declaración, a ser presentado en una reunión plenaria de alto nivel durante el 83º período de sesiones de la Asamblea General.