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Opinión.

Pautas para lograr una comunicación jurídica clara y actual, por Cristina Carretero.

El cliente no tiene ni tiempo ni ganas de descifrar argumentos largos, complejos o técnicos. Hoy día, se impone comunicar fluida, clara y apropiadamente.

27 de noviembre de 2024

La buena comunicación debe ser eficaz en su contexto, esto es, clara, precisa y adecuada. El mundo jurídico ha de seguir estas premisas para evitar que nos quedemos atrás si nos expresamos a la antigua usanza, ahora ineficaz.

Y es que el cliente no tiene ni tiempo ni ganas de descifrar argumentos largos, complejos o técnicos. Hoy día, se impone comunicar fluida, clara y apropiadamente. El cliente debería encontrar una respuesta en la que perciba que, más allá del contenido atinado, su abogado ha dedicado tiempo y esfuerzo para hacerse entender en lo que dice o escribe.

Pautas o sugerencias de comunicación jurídica eficaz:

Piensa en tu receptor, quien te escuchará o te leerá, y recuerda este objetivo para que emplees el registro adecuado:

– Si es un jurista, exprésate técnicamente, con claridad y precisión.

– Si no lo es, como ocurre con un cliente, exprésate sencillamente y sin tecnicismos, sin latinismos ni arcaísmos.

Medita tu mensaje y su estructura, de forma ordenada, ya sea por escrito u oral: con inicio, desarrollo y conclusión (decisión, petición, o lo que proceda en cada caso). Salvo urgencia, no improvises.

Escribe como aprendimos, con sujeto, verbo y complementos, sin circunloquios, sin repeticiones, sin subordinadas de subordinadas, con sintaxis sencilla, sin complejidades lingüísticas, con un mensaje completo y con una longitud lógica:

– Frases: de unas 3 líneas de media.

– Párrafos: de unas 7 líneas de media.

Si fueran correos electrónicos, reduce aún más la longitud de los párrafos, de hasta 5 líneas como máximo, y con un contenido ordenado, completo y sintético en lo que se informa y en lo que se solicita o decide, en su caso.

Revisa siempre lo escrito y reforma lo necesario.

Si tu exposición es oral, además, ten en cuenta:

– La voz. Te han de escuchar bien y con atención; vocaliza y no vayas muy rápido ni muy lento (conviene alternar velocidades e introducir algún mínimo silencio; y emplea un buen volumen (sin gritar ni susurrar).

– Mira a los ojos, sin intimidar y manteniendo el contacto.

– Observa tu lenguaje no verbal, coherente con el verbal, y el de tu interlocutor.

– Ensaya y, si puedes, pide opinión acerca de tu intervención.

Intenta empatizar. Son clientes con problemas o necesidad de consejo y están en un entorno, de tribunales, que genera bastante inquietud.

Por último, educación, amabilidad y cortesía.

 

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