Degeneración de la democracia, en virtud de la cual, los políticos por medio de concesiones y halagos a los sentimientos de los ciudadanos, tratan de alcanzar o mantenerse en el poder.
Un discurso demagógico es, por ejemplo, hablado en una campaña electoral utilizando potentes habilidades de comunicación para dar al público lo que ellos quieren oír con el objetivo de ganar votos. Por esta razón hoy en día se dice que un demagogo es una persona, generalmente político, que dice cosas solo para agradar a las personas porque las promesas no son cumplidas.
En la historia de las doctrinas políticas se considera que fue Aristóteles quien individualizó y definió por primera vez la demagogia, definiéndola como la «forma corrupta o degenerada de la Democracia» que lleva a la institución de un gobierno tiránico de las clases inferiores o, más a menudo, de muchos o de unos que gobiernan en nombre del pueblo.