Un error puede costar muy caro. En este caso la persona afectada perdió su casa, su matrimonio y su estabilidad económica. El secretario de un tribunal, se equivocó en certificar una deuda bancaria que nunca existió, ya que el afectado estaba al día en los pagos de un crédito hipotecario, sin embargo, su casa fue rematada, se divorció de su esposa, y tuvo que volver a vivir con sus padres.
Noticia comentada por Elke von Loebenstein y Felipe Godoy, investigadores en el Diario Constitucional.