Dicen que “el tiempo todo lo cura”, es cierto, pero su transcurso también permite esclarecer hechos ocurridos, los que, entonces, con perspectiva pueden apreciarse en su exacta dimensión y consecuencias.
Es lo que ocurre con los hechos sucedidos a partir del 18 de octubre del 2019 en nuestro país. En un comienzo y por algún tiempo se les presentó interesada y manipuladamente como un “estallido social”, cuyo protagonista era la ciudadanía que exigía cambios radicales y una nueva Constitución. El tiempo se ha encargado de desmentir tal presentación y mostrar la verdad verdadera acerca de sus causas, alcances y resultados.
En cuanto a las causas, estas no fueron otras que un “estallido revolucionario” perfectamente programado para desestabilizar la democracia, derrocar al Presidente Piñera y su Gobierno y provocar el vació de poder que permitiera a la ultra izquierda tomar el control del país y sus instituciones. En cuanto a sus alcances, la violencia, la destrucción y el temor se apoderaron del país, mientras las autoridades, algunas alentaban el desorden, otras tenían una mirada complaciente, las de gobierno no podían controlarlo y Carabineros daba la gran batalla por salvar la democracia y la institucionalidad, lo que consiguieron a un alto precio institucional y para sus efectivos. Chile se los agradece. Y en cuanto a los resultados, bien los conocemos: retroceso económico y social que ha perjudicado fuertemente a los chilenos, y un proceso constituyente primero fallido y hoy incierto.
Esta semana se cumplen 4 años de aquellos aciagos días para Chile y su democracia. Dejemos que el tiempo nos de su palabra de verdad.
Francisco Bartolucci Johnston
Concuerdo en gran medida.