Por Elke von Loebenstein M.
Recientemente Diario Constitucional realizó una entrevista a Eduardo Schindler, autor del libro “Democracia directa – la mejor alternativa para un Chile libre y próspero”, donde explica los méritos y facultades que tiene la democracia directa, y sólo la democracia directa, para resolver los serios problemas que enfrenta el Chile actual respecto (i) al funcionamiento tan deficiente, insatisfactorio e inaceptable de su sistema político, y por consecuencia, (ii) al mal manejo y desempeño del Estado en general. Y esto en forma rápida, efectiva e irreversible.
¿ A qué tipo de personas está orientado su libro ?
A todas las personas que no están contentas con cómo funciona la democracia en Chile. Debería ser una lectura novedosa y útil para aquellos que están en búsqueda de una alternativa capaz de resolver, en forma eficaz e irreversible, las deficiencias estructurales y centenarias del sistema. El libro está disponible gratis en el sitio web: www.swiss-democracy.ch
¿Cuáles deficiencias en particular ?
Bastaron unos pocos años después del 1990 para estar de vuelta en el reinado de la partitocracia centralista, la politiquería de partidos, los “empujones entre pechugones”, e instrumentalizar a la gente como mera comparsa del sistema. En otras palabras, se volvió a hacer “política a la antigua”. Y con ello el “cáncer” de la política se ha ido expandiendo y apoderando nuevamente de la vida del día a día de millones de personas – tal como ya lo vivieron nuestros abuelos y padres.
La política “a la antigua” es obsoleta, nefasta, injusta e ineficaz. Y es además incompatible con una ciudadanía que es ahora mucho más rica, libre e independiente en el plano económico, pero que sigue siendo tratada como “niñitos irresponsables” e incapaces de auto-gobernarse por parte de la clase política.
¿ Por qué la introducción de la democracia directa sería útil para el Chile de hoy ?
Este desequilibrio que experimentan millones de personas entre una alta libertad económica y una minúscula autonomía cívica a causa de la política “a la antigua” es dañina e insostenible. Y es también un catalizador importante del descontento intenso, la desconfianza generalizada y la animosidad que se ha ido acumulando en los últimos 30 años hacia la clase política de todos los colores y hacia el Estado en general.
El que haya un ajuste hacia una cierta equivalencia entre los niveles de libertad/autonomía cívica y económica es inevitable. Si es sin la democracia directa, el ajuste será hacia la mayor pobreza y menor libertad de otrora – que es el proceso en que se encuentra Chile desde hace ya varios años. Si es con la introducción de la democracia directa, entonces se podrá no sólo frenar y revertir el “caer para atrás”, sino que se podrá además acceder a un proceso virtuoso y auto-sostenible hacia niveles cada vez mayores de libertad y prosperidad.
¿ No sería mejor tratar de seguir perfeccionando el sistema actual ?
La evidencia acumulada enseña que uno de los problemas centrales de la democracia representativa es (en Chile y otras partes) el no estar en condiciones de evitar o bien de corregir por sí misma sus imperfecciones más graves y dañinas. De hecho, el sistema de alguna manera nutre y perpetúa sus propias falencias. Y no sólo en Chile.
El elegir un nuevo presidente cada 4 años con la esperanza que las cosas “serán mejores” se transformó, una vez más, en ciclos sucesivos de ilusión-desilusión con gobiernos de todo tipo de inclinaciones. El mensaje de tres décadas perdidas es simple y fuerte: el alternar partidos o personas simplemente no funciona – e incluso puede empeorar las cosas. Es tiempo de mirar la verdad de frente, y reconocer que no hay, ni habrá nunca, un nuevo “mesías” o partido tanto más dedicado y competente que en cualquiera de los 8 gobiernos que Chile ha tenido desde el 1990 a la fecha.
Esto es por cierto un mensaje tan simple de observar, cómo es difícil de aceptar … en ausencia de no conocer soluciones alternativas. En este contexto, mi libro indica que la democracia directa, y sólo la democracia directa, está en condiciones de terminar en forma rápida e irreversible con este gigantesco ejercicio de auto-engaño colectivo en nuestro país. El libro explica el camino a seguir. Con mapa y brújula.
¿ De qué manera actúa la democracia directa ?
La gran diferencia de Suiza respecto a todo el resto del mundo es que la ciudadanía tiene no sólo el derecho a elegir representantes cada 4 años, sino que tiene también el derecho político a referendar todas las decisiones promulgadas por las autoridades elegidas antes que estas entren en vigor.
En Suiza hay votaciones de referendos cada tres meses. En cada sesión se dice SI o NO a unas 8 preguntas bien delimitadas, y respecto de todo tipo de temas de interés público – educación, salud, previsión, infraestructura, etc.. En cada sesión se votan temas de nivel nacional, regional y municipal. Hay 3 vías que pueden llevar a que un tema deba ser referendado, a saber: (i) un referendo obligatorio, (ii) un referendo facultativo, o bien (iii) una iniciativa popular. El resultado del referendo es la decisión final respecto a cada tema votado en relación a si este entra o no en vigor.
Con esto se evita que leyes o decisiones de mala calidad (a ojos de la gente) entren a ser parte del cuerpo de leyes que rigen la vida en sociedad – y que empiecen a “hacer daño” y complicar las cosas antes de eliminarlas. Además, y contrariamente a las democracias representativas, se obtiene el inmenso beneficio que la clase política debe hacer siempre atención a las preferencias de la mayoría de la ciudadanía – en vez de empujar ideologías. En caso contrario, leyes o decisiones ya promulgadas y de mala calidad pueden ser simplemente impugnadas por la gente.
¿ Significa esto que la gente está votando todo, todo el tiempo ?
Por supuesto que no.
En Suiza se referenda menos del 2% de las miles de leyes y decisiones promulgadas por las autoridades ya sea a nivel nacional, regional o municipal. La efectividad excepcional que tienen la democracia directa (respecto a la representativa) no proviene de las pocas cosas que se referendan. En realidad, el gran secreto está en la increíble calidad del 98% de las miles de decisiones y leyes promulgadas por los representantes elegidos, y que entran en vigor sin necesidad de hacer un referendo de aprobación.
Tanta virtud no es el resultado de la buena voluntad o mayor capacidad de los políticos suizos.
En vez, es el resultado del imperativo estructural que impone al funcionamiento del sistema el derecho político que tiene la ciudadanía de lanzar referendos facultativos. Es el temor a perder todo el trabajo hecho en (por ejemplo) aprobar una ley, que “obliga” a la clase política suiza a conocer y obedecer a las preferencias de la ciudadanía. Y esto en forma permanente, en todos los temas, y en cada uno de los tres niveles del Estado. El resultado es una clase política que está siempre al servicio de la ciudadanía – en vez de ser justo al revés, como en Chile y en tantas otras democracias representativas alrededor del mundo.
Aunque parezca una paradoja: basta que la ciudadanía tenga el derecho a referendar … para tener automáticamente menos temas que necesitan ser referendados. En realidad, bastan unos pocos referendos cada tres meses para lograr que la clase política se comporte de buena manera y para que el sistema político funcione de maravilla. Así de simple.
¿ Y cómo ayudaría el derecho a referendar en el caso de Chile ?
El principio a la base de la democracia directa es en realidad muy simple: la última palabra en todas las decisiones de interés público la tiene siempre la ciudadanía y no la clase política. Y con ello ocurren dos cosas completamente nuevas y de importancia fundamental para Chile.
Una es que se termina con el “fardo cultural” de entregarle el poder a la partitocracia capitalina. Y la otra es que la gente ya no tendrá la excusa de echarle la culpa al gobierno de turno (o al sistema) de todas las cosas que estén mal o no funcionen. En democracia directa la gente tiene los instrumentos para cambiar todo lo “malo” todo el tiempo. Y con ello, no pueden más que culparse a sí misma de lo que no esté bien y de las consecuencias de decir SI o NO a los temas referendados. Esto llevará a un gran proceso de aprendizaje, de madurez y de responsabilización cívica de millones de personas (hasta las capas más simples y los rincones más remotos) como nunca antes en la historia del país.
En este sentido, el derecho a referendar pone fin a estas dos falencias cultural de origen centenarias. Y, casi por magia, se pondrá fin en forma irreversible a la larga lista de deficiencias que afectan desde hace siglos al sistema político en Chile. A saber: el centralismo asfixiante; el antagonismo doctrinario; un Estado ineficiente, mal administrado e incapaz de proveer servicios públicos de calidad (seguridad, educación, salud, etc.); la corrupción y abusos en la asignación de recursos públicos; regiones y municipalidades sin condiciones de auto-gestionarse, y el seguir condenando a millones de ciudadanos a la falta de independencia, pobreza e “irresponsabilidad” cívica que han padecido por generaciones.
Gracias al mecanismo de la democracia directa, Suiza ha llegado a tener: el Estado que entrega los mejores servicios públicos del mundo con los impuestos más bajos del planeta; millones de personas con una madurez y sentido de compromiso cívico incomparable; y una sociedad que vive libre de la politiquería asfixiante, omnipresente y a veces tan decadente de las democracias representativas.
Para terminar con este tema, es muy importante recalcar que el ser más libres y ricos que las otras naciones no es el “punto de partida” (ni condición) para acceder a la democracia directa. En realidad, Suiza y su gente nunca tuvieron, ni tienen, ninguna condición o recursos “superiores” a cualquier otro país. Más bien al contrario. Por ello, el nivel privilegiado de bienestar que se observa en Suiza es en realidad el “punto de llegada” (en este momento del tiempo) gracias al proceso de llevar décadas practicando y perfeccionando las virtudes del derecho a referendar en forma ininterrumpida.
¿ La democracia directa reemplaza a la democracia representativa ?
La democracia directa no reemplaza a la representativa. Estas dos se complementan, se utilizan al mismo tiempo, y se validan, potencian y perfeccionan mutuamente.
Sin la representativa, la democracia directa no es practicable. Y sin la directa, la representativa deriva hacia un sistema de partitocracia en que la clase política termina por olvidarse de la gente, y se concentra en cómo apoderarse y abusar del sistema. Esta aberración tan dañina y perniciosa que afecta a Chile y otras naciones es simplemente imposible que ocurra en democracia directa.
¿ Cuáles son los beneficios principales que recibe una nación al implementarla ?
El que nada entre en vigor a no ser con la aprobación explícita (2%) o implícita (98%) de la mayoría de la ciudadanía significa cruzar el umbral hacia un proceso virtuoso, auto-sostenido y sin límites de progresión.
En Suiza cada nueva ley o decisión que entra en vigor tienen un nivel de legitimidad, aceptación, efectividad y credibilidad inigualado respecto a otras naciones. La seguridad, estabilidad y riqueza generalizada que se observa hoy en Suiza es el resultado de miles de leyes y decisiones “tejidas” de esta manera entre la clase política y la ciudadanía a lo largo de décadas. Generación tras generación.
En este sentido, la democracia directa es la “llave maestra” que le permite a una sociedad el acceder a este círculo virtuoso. El derecho a referendar es justamente el mecanismo a través del cual Suiza derrotó la miseria económica y cívica inicial (fines del 1800), y que le ha permitido acceder a niveles de bienestar inalcanzados e inalcanzables para cualquier forma de democracia representativa.
Por ello, el implementar el derecho a referendar en Chile constituye en realidad una invitación a entrar y recorrer un camino hacia niveles de libertad, seguridad, cohesión social y prosperidad muy por encima del que le podrá entregar cualquiera persona o partido que deba gobernar en un sistema que continue a funcionar “a la antigua”.
¿ Está la gente en Chile preparada para asumir un rol tan importante ? Por qué cree usted que la democracia directa es compatible con la mentalidad de la gente en Chile ?
Por supuesto que está preparada. Y no sólo ahora, sino que desde siempre.
El tomar la decisión de votar SI o NO a los temas referendados se basa por sobre todo en el sentido común. Y toda la gente tiene sentido común – más allá de su condición socio-económica, nivel de educación, inclinación política y otros factores que también juegan un rol.
Todo el mundo tiene que vivir dentro de un presupuesto. Toda la gente sabe que en realidad nada es gratis, y les queda claro que si gasta en algo significa que habrá menos para gastar en otras cosas. Por ello, no hay duda que también en Chile la gente se comportará de manera muy distinta y mucho más responsable si son ellos mismos que tienen que decir SI o NO (como en Suiza) a pagar ya sea (i) por los “regalitos gratis” que llegan del Estado, como también (ii) por las promesas populistas y de alto costo que hace la clase política. La demagogia y los gastos superfluos desaparecen como por encanto.
Además, el que millones de chilenos hayan votado SI a un tema tan delicado como el que se haga una nueva constitución, y luego la misma gente votara que NO a un proyecto que no convencía, es una prueba poderosa de que la gente está preparada para recibir y ejercer con responsabilidad el derecho a referendar regularmente.
Finalmente, cabe mencionar que más del 90% de los temas referendados en Suiza son de verdad sobre cosas muy simples. La supuesta “complejidad” de tomar las mejores decisiones de interés público es simplemente una mentira de la clase política para excluir a la gente y mantener sus privilegios. Además, resulta evidente que el 99% de la clase política son personas que no tienen ninguna condición “superior” (moral o intelectual) respecto al sentido común colectivo de millones de ciudadanos.
¿ Qué hay que hacer para implementar la democracia directa ?
El primer paso es empezar por las municipalidades. Es sin duda lo más fácil y natural para la gente. De hecho, hay muchas municipalidades que hacen consultas ciudadanas regularmente desde hace años. Lo que falta ahora es en realidad muy poco, a saber: (i) que los referendos tengan lugar en forma regular 2 o 3 veces por año, y (ii) que los resultados sean vinculantes.
El empezar a hacer referendos ni siquiera tiene que ser obligatorio para todos. Basta que empiecen las municipalidades que ya se sientan preparadas para hacerlo. Todas las otras no tardarán en seguir. Lo exigirá la propia gente. Es por su propio interés y a beneficio de todos. Cabe mencionar que en Suiza las 2.170 municipalidades son las encargadas de llevar a cabo los referendos trimestrales entre sus residentes. Además, son las encargadas de recaudar los impuestos. Por ello, tienen un rol de primera importancia en el funcionamiento ejemplar de la democracia y del Estado en general en este país.
Después de unos 5 años, el derecho a referendar se puede extender a temas de nivel regional. Y después de otros 5 años, se puede finalmente implementar también para temas de nivel nacional. Esta forma de proceder parece prudente, y por cierto que da bastante tiempo a todas las partes involucradas para “aprender” y adaptarse a la nueva repartición de roles y responsabilidades.
¿ No es que cuesta mucha plata el llevar a cabo votaciones tan a menudo ?
Lo correcto es hacer una comparación de costos y beneficios. Por ello basta preguntarse: ¿cuál es el costo que absorbe la gente en Chile por tener: un sistema político que funciona mal; una clase política desprestigiada; un Estado ineficiente y costoso; una sociedad plagada por la corrupción; el vivir en la inseguridad de un ambiente de delincuencia creciente; y un crecimiento económico atrofiado?
Con todo, el costo anual de efectuar referendos cada tres meses en Suiza es de unos US$ 40 millones – esto es, tipo el 0.006% del PIB. A cambio, la ciudadanía goza de un sistema político excelente, de una vida en seguridad y serenidad incomparables, de un Estado capaz de proveer los mejores servicios públicos del mundo y al mismo tiempo cobrar los impuestos más bajos, de una clase política al servicio de la gente, y de un nivel de riqueza sin par. No hay por dónde perderse.
¿ Se benefician todos por igual al implementarse el derecho a referendar?
Todas la gente se beneficia de la mayor libertad y prosperidad que resulta de utilizar la “llave maestra” descrita en el libro. Con todo, hay diferencias relativas y absolutas muy importantes entre las varias clases sociales respecto a los beneficios tangibles e intangibles que reciben de la democracia directa.
Para ello basta comparar el diferencial de cómo vive el 20% más rico de suiza y el equivalente en cualquier otro país en democracia representativa: la diferencia en favor del quintil suizo es inexistente o mínima. En tanto que si se comparan (por ejemplo) los niveles de seguridad, acceso y calidad de servicios públicos, calidad de viviendas e infraestructura, oportunidades y condiciones de empleo, nivel de remuneraciones, etc. en que vive el 20% más bajo de la sociedad suiza respecto al 20% más bajo de cualquier otro país, la diferencia en favor de la gente en Suiza es simplemente abismal.
En otras palabras, y esto es un mensaje importante para Chile, tanto más baja es la clase social, tanto mayor son los beneficios que esta gente recibe por ser parte de una nación que utiliza la democracia directa. Y esto en forma exponencial.
¿ Cuáles serán las principales dificultades para implementar el derecho a referendar con éxito en Chile ?
La clase política, en Chile y en cualquier otro país, nunca va a implementar la democracia directa. Al contrario, hará de todo para impedir su implementación y/o para que se transforme en un fracaso.
Por ello, tanto (i) la implementación del derecho a referendar, como (ii) el mantener su aplicación aún en presencia de los “problemas de aprendizaje” dependen completamente de la gente. La democracia directa funcionará en nuestro país sólo a condición que hayan millones de chilenos que exijan recibir el derecho político a referendar a nivel municipal ya ahora. Es muy alentador el que ya hayan miles y miles de personas dispuestas a convertirse en protagonistas responsables de su propio futuro, en vez de seguir siendo comparsa, víctima impotente y ciudadano disgustado/enfurecido de un sistema de (pseudo-)democracia representativa que se aprovecha de ellos desde hace generaciones.
El libro está disponible gratis en el sitio web: www.swiss-democracy.ch
encuentro fantástico este sistema, me encantaría que se implementara en mi país, la ciudadanía ha demostrado ser responsable son los políticos que no escuchan , ya que ellos quieren seguir sirviéndose del estado