El 15 de diciembre de 1983, con el objetivo de aclarar e investigar la desaparición forzada de personas producidas durante la dictadura militar en Argentina, el ex presidente de la república, Raúl Alfonsín, líder histórico de la Unión Cívica Radical, a inicios de su gobierno creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), dando origen al Informe “Nunca Más”, también conocido como el “Informe Sábato”, publicado el 20 de setiembre de 1984[1].
Hoy, cuarenta años después de su publicación, consideramos oportuno recordar algunos de los puntos más importantes expuestos en el Informe sobre los crímenes contra los derechos humanos perpetrados por la última dictadura argentina entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983.
¿Por qué se lo conoce como el “Informe Sábato”?
Al respecto, es importante señalar que la CONADEP estuvo presidida por el escritor argentino Ernesto Sábato (1911-2011), autor de verdaderos clásicos de la literatura latinoamericana como sus novelas “El túnel” (1948), “Sobre héroes y tumbas” (1961) y “Abadón el exterminador” (1974). Sábato, luego de ser convocado por el ex presidente Alfonsín para formar parte de la CONADEP, fue elegido como presidente de la misma por el resto de sus miembros debido a su honestidad intelectual, espíritu crítico y trayectoria cívica. De allí que el Informe Final de la CONADEP sea conocido a nivel internacional como el “Informe Sábato”.
Algunas aproximaciones
Ahora bien, sobre su trabajo específico la CONADEP dice en el prólogo del Informe lo siguiente: “Nuestra Comisión no fue instituida para juzgar, pues para eso están los jueces constitucionales, sino para indagar la suerte de los desaparecidos en el curso de estos años aciagos de la vida nacional”. Luego, sobre lo que los lectores encontrarán en el informe, se hace esta precisión: “Después de haber recibido varios miles de declaraciones y testimonios, de haber verificado o determinado la existencia de cientos de lugares clandestinos de detención y de acumular más de cincuenta mil páginas documentales, tenemos la certidumbre de que la dictadura militar produjo la más grande tragedia de nuestra historia, y la más salvaje”.
Dos preguntas claves sobre el Informe
Sobre el horror antes referido, el Centro de Estudios Legales y Sociales, concebido desde sus orígenes como un organismo destinado a promover y proteger los derechos humanos, cuya labor se ha desarrollado en dos etapas de actuación, durante la dictadura y a partir de la restauración del sistema democrático en Argentina (justamente, a partir de 1983), con motivo de los cuarenta años del Informe “Nunca Más”, ha publicado un trabajo en el que de manera didáctica responde las siguientes preguntas[2]:
a) Qué leemos en el Informe
Sobre este punto, el CELS señala que en el Informe básicamente se da cuenta de lo siguiente: “1) La secuencia represiva era la trilogía: secuestro, tortura y desaparición de personas; 2) Los métodos de tortura no tenían antecedente en el mundo; 3) Más de 250 chicas y chicos entre 13 y 18 años fueron secuestrados en sus casas, en la calle o la salida de los colegios; 4) Por lo menos seis adolescentes secuestradas estaban embarazadas; 5) Fueron perseguidos los estudiantes secundarios que quisieron reivindicar sus derechos; 6) Los estudiantes secundarios de “La Noche de los Lápices” que hasta el día de hoy permanecen desparecidos fueron asesinados tras ser torturados en diferentes centros clandestinos; 7) A los estudiantes los interrogaban sobre sus agrupaciones políticas y las elecciones del Centro de Estudiantes; 8) Todo el sistema instalado por la dictadura fue excesivo y aberrante dando como resultado la terrorífica cifra de 8961 personas desaparecidas (es la cifra de denuncias oficiales que recibió la CONADEP), aunque la propia CONADEP señaló que dicha cifra no era definitiva ya que muchas desapariciones no fueron denunciadas”[3].
b) Por qué hicieron desaparecer los cuerpos de las víctimas
Luego, sobre las razones por las que la dictadura desaparecía los cuerpos de las víctimas, el CELS indica lo siguiente: “1) Borrar la identidad: eso generaba incertidumbre y desesperación en los familiares y en la población; 2) Bloquear la investigación de los hechos: al ocultar los cuerpos, se dificulta encontrar responsables y pruebas; 3) Impedir solidaridad y protestas colectivas: la ausencia de imágenes de los cuerpos hizo más difícil denunciar la masividad de los asesinatos; 4) Mantener el control mediante el miedo: la ambigüedad creada por la desaparición mantenía a los familiares con esperanza y preocupados de que cualquier acción pudiera resultar en la muerte de su ser querido; 5) Ocultar el genocidio bajo la excusa de la guerra antisubversiva: el objetivo era impedir que se conociera la verdadera naturaleza de la represión”.
En ese mismo sentido, la CONADEP con quirúrgica precisión desarrolla en el prólogo del Informe cuatro ideas fuerza que considero capitales para entender la real dimensión del horror al que fueron sometidos cientos de argentinos cuyos derechos humanos fueron violados salvajemente por la dictadura y los retos que como sociedad debían enfrentar una vez recuperada la democracia.
Sobre los secuestros
Primero, la CONADEP señala que “cuando la víctima era buscada de noche en su propia casa, comandos armados rodeaban la manzana y entraban por la fuerza, aterrorizaban a padres y niños, a menudo amordazándolos y obligándolos a presenciar los hechos, se apoderaban de la persona buscada, la golpeaban brutalmente, la encapuchaban y finalmente la arrastraban a los autos o camiones, mientras el resto del comando casi siempre destruía o robaba lo que era transportable. De ahí, se partía hacia el antro en cuya puerta podía haber inscritas las mismas palabras que Dante leyó en los portales del infierno: “Abandonad toda esperanza, los que entráis”.
Sobre el miedo social
Segundo, la CONADEP establece que “en la sociedad iba arraigándose la idea de la desprotección, el oscuro temor de que cualquiera, por inocente que fuese, pudiese caer en aquella infinita caza de brujas, apoderándose de unos el miedo sobrecogedor y de otros una tendencia consciente o inconsciente a justificar el horror, ¿Por algo será?, se murmuraba en voz baja, como queriendo así propiciar a los terribles e inescrutables dioses, mirando como apestados a los hijos o padres del desaparecido.
Sobre la impunidad
Tercero, la CONADEP afirma que “miles y miles de seres humanos, generalmente jóvenes y hasta adolescentes, pasaron a integrar una categoría tétrica y fantasmal: la de los Desaparecidos, Arrebatados por la fuerza, dejaron de tener presencia civil. ¿Quiénes exactamente los habían secuestrado? ¿Por qué? ¿Dónde estaban? No se tenía respuesta precisa a estas interrogantes: las autoridades no habían oído hablar de ellos, las cárceles no los tenían en sus celdas, la justicia los desconocía, y los hábeas corpus sólo tenían por contestación el silencio. Nunca un secuestrador arrestado, jamás un lugar de detención clandestino individualizado, nunca la noticia de una sanción a los culpables de los delitos.
Sobre el delirio de persecución
Cuarto, la CONADEP establece que “la violencia delirante de la dictadura convirtió la lucha contra la subversión en una infinita caza de brujas. Todos caían en las redadas: dirigentes sindicales que luchaban por una simple mejora de salarios, muchachos que habían sido miembros de un centro estudiantil, periodistas que no eran adictos a la dictadura, psicólogos y sociólogos por pertenecer a profesiones sospechosas, jóvenes pacifistas, monjas, sacerdotes que habían llevado las enseñanzas de Cristo a barriadas miserables. Y amigos de cualquiera de ellos, y amigos de esos amigos, gente que había sido denunciada por venganza personal y por secuestrados bajo tortura”.
La importancia del Informe “Nunca Más”
Pero más allá de la pesadilla vivida durante los años de la dictadura, lo cierto es que el “Informe Nunca Más”, terminó convirtiéndose en uno de los libros más importantes de la historia argentina. Así, desde que se recuperó la democracia hasta nuestros días se han vendido (sólo en Argentina) más de un millón de ejemplares y la obra a nivel internacional ha sido traducida a varios idiomas.
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Así, si alguien nos preguntará por la importancia del libro, sin temor a equivocarnos, podríamos decir que el Informe, fue la base de la investigación del Juicio a las Juntas Militares y de los juicios que continúan hasta nuestros días. Es más, lo que se dijo inicialmente en el Informe se confirmó y profundizó a lo largo de los años, con más pruebas y testimonios. Y fue clave a la hora de hacer justicia porque logró demostrar que la idea de que las violaciones contra los derechos humanos cometidos por los militares durante la dictadura no habían sido simples excesos o errores de cálculo. El Informe acreditó que los militares de la dictadura elaboraron y ejecutaron un plan de carácter sistémico que supuso la comisión reiterada de delitos atroces como el secuestro, la tortura, la desaparición forzada, la ejecución extrajudicial e, inclusive, la violación sexual.
Asimismo, el Informe reivindicó y reconoció la labor desarrollada por los familiares de las víctimas y los militantes de los organismos de Derechos Humanos que durante la dictadura levantaron la voz alertando al mundo entero sobre las graves violaciones contra los derechos humanos cometidas por la dictadura. Esa ha sido la gran victoria conseguida por la sociedad argentina con la publicación del Informe pues abrieron el camino para la justicia impidiendo que se borren las huellas de los crímenes cometidos.
Apunte final
En suma, el Informe, además de la importancia que tuvo para el juzgamiento de las violaciones contra los derechos humanos cometidas por la dictadura, abrió el camino para la reconstrucción democrática en Argentina. Por ello, resulta necesario reconocer el gran mérito que tuvo el ex presidente Alfonsín al impulsar la creación de la CONADEP, como requisito previo para la reconciliación nacional en Argentina, bajo la firme convicción de que no es posible conseguir la paz sin justicia y verdad.
En ese camino, creo oportuno poner punto final a esta columna citando a la propia CONADEP cuando señala que “únicamente la democracia es capaz de preservar a un pueblo de semejante horror, que sólo ella puede mantener y salvar los sagrados y esenciales derechos de la criatura humana. Únicamente así podremos estar seguros de que NUNCA MÁS en nuestra patria se repetirán hechos que nos han hecho trágicamente famosos en el mundo civilizado”.
[1] Nunca Más: Informe sobre la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. Décima Edición. Primera reimpresión. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Eudeba, 2017. 488 páginas.
[2] Centro de Estudios Legales y Sociales. Más que nunca. El texto puede ser consultado en https://www.cels.org.ar/web/publicaciones/40-anos-nunca-mas/ (visto el 20 de setiembre de 2024).
[3] Sobre esta punto los organismos de derechos humanos estiman que la cifra total de desaparecidos es de 30 mil personas.