Cualquier persona que haya viajado a Londres en alguna ocasión habrá tenido la oportunidad de acudir a ver el majestuoso parque de Hyde Park en donde se encuentra un punto denominado el rincón de los oradores (Speaker’s Corner) en donde es posible que quienes quieran emitir un discurso ante cualquier persona que quiera escucharles pueden acudir a un punto en concreto que se encuentra en el citado parque para, subido en una tarima, emitir sus opiniones ante cualquier tema produciéndose, también, un intercambio de opiniones entre el orador y aquellos que quieran asistir a su discurso.
Y los límites que se establecen son referidos a que no se pueden tratar temas contrarios a la ley, que sean ofensivos, o emitan un discurso con tintes de audio en cualquiera de sus manifestaciones.
Los que por allí hemos acudido a presenciar esta experiencia comprobamos la amplitud de miras en estas posibilidades oratorias de quienes quieren emitir su opinión acerca de temas de actualidad dentro del marco de la libertad de expresión, que no llegue al libertinaje.
Y la policía suele ser bastante permisiva, salvo que lleguen quejas fundadas acerca de un exceso y superación de los límites de la libertad de expresión.
El problema radica en que dentro de la libertad de expresión algunos ciudadanos la particularizan, considerando que cabe todo bajo esta figura, incluyendo insultos, vejaciones y menosprecios hacia los demás y ataques de contenido discriminatorio, cuando la libertad de expresión no ampara estos ataques y queda tan solo en el marco de una libertad de opinión de todo tipo, política o no, pero dentro del respeto.
Bajo estas premisas, la libertad de opinión del orador en este rincón supone un enriquecimiento para todo aquel que acuda a ese punto para escuchar a alguien que, libremente, se sube a estos “rincones” para expresar su opinión.
¿POR QUÉ NO EXTENDER ESTOS PUNTOS, DENOMINADOS ‘RINCÓN DE LOS ORADORES’?
Y resulta interesante este intercambio de opiniones en la “calle”, y el placer de pasarse por estos rincones, donde los ciudadanos expresan su parecer sobre los distintos temas polémicos que pueden surgir en una ciudad, o en un Estado y que sirven, incluso, a los responsables públicos para acudir a palpar cuál es la preocupación que tienen los ciudadanos ante temas que deben ser resueltos por el poder legislativo o el ejecutivo:
Sería, por ello, interesante extender a nuestro país estos puntos de encuentro, denominados “Rincón de los oradores”, que permitirían conocer la sensibilidad de los ciudadanos, y cuál es la opinión emitida por personas que se atrevan a coger una tarima y expresar su opinión bajo las reglas del respeto y sin faltar a los demás.
Hay que tener en cuenta que esta práctica de utilizar los parques públicos para realizar este tipo de actos está muy extendida en Londres y en otros parques donde existen estos rincones de los oradores tales como los de Finsbury Park, Clapham Common, Kennington Park y Victoria Park, donde también se ha institucionalizado un punto en concreto donde el ciudadano que así lo decida puede acudir a cualquier hora del día a emitir su opinión desde un púlpito donde otros ciudadanos pueden acudir a escucharle, e intercambiar opiniones.
En principio, el rincón de los oradores es un sitio donde suelen participar ciudadanos sin ninguna relación con cargos públicos, aunque está permitido que éstos también puedan hacerlo para que los ciudadanos, incluso, puedan rebatir sus argumentos, lo cual es enriquecedor para el propio cargo público.