La Corporación Latinobarómetro, una entidad de derecho privado sin fines de lucro con sede en Santiago de Chile, que es la única responsable de estos datos, ha publicado el Informe 2024 titulado “La democracia resiliente”.
En el referido Informe se señala que el año 2024 nos dejó los siguientes resultados: a) Un sorprendente aumento de 4 puntos porcentuales de apoyo a la democracia en América Latina llegando al 52%; b) Un récord de expectativas económicas personales positivas; y c) Un aumento en el apoyo a la economía de mercado. Así, según el Informe: “Se acabó el pesimismo económico con que salimos de la pandemia y se produce un récord de presión de expectativas sobre los gobiernos, la gente cree que estará mejor en el futuro que lo que estarán sus propios países, lo que es una contradicción”.
Sin embargo, en el Informe también se indica que “el proceso de consolidación de la democracia en América Latina es lento, con avances y retrocesos, y que hay dos ámbitos centrales sobre los cuales hay que avanzar para llegar a la meta. Por una parte, el desmantelamiento de las desigualdades, por otra el desmantelamiento de los autoritarismos, siendo más fácil el primero que el segundo”.
Así, en el Informe se realiza un minucioso análisis de diferentes tópicos relacionados con la democracia en la región tales como la economía, el bienestar, la demanda por cambios, la democracia (en sentido estricto), el cambio climático, las relaciones internacionales y los valores latinoamericanos (el papel de la religión, por ejemplo), razón por la cual resulta un documento de necesaria revisión para quienes nos dedicamos al estudio de la democracia y el Estado de Derecho en Latinoamérica.
Las instituciones indispensables de la democracia
Ahora bien, en esta oportunidad centraremos nuestra atención en conocer qué opinan los latinoamericanos sobre las denominadas instituciones indispensables de la democracia: a) Los partidos políticos; b) El Congreso; y c) La oposición.
Los partidos políticos
Sobre este punto, en el Informe se mide si acaso los latinoamericanos creen que “No puede haber democracia sin partidos políticos”. Al respecto, los resultados son los siguientes: “En el año 1997 se registró un 62%. En 2001 este indicador disminuyó al 49% para después aumentar paulatinamente a lo largo de una década al 60% en 2009. En 2023 descendió en forma abrupta al 44% para crecer en 2024 al 50%”.
¿Cuáles son las razones que explican el agotamiento de los partidos políticos en la región? Según el Informe la explicación es la siguiente: “La fragmentación del sistema de partidos políticos y la desaparición en muchos países de partidos históricos y tradicionales, así como la penetración del populismo han debilitado la imagen de los partidos y el rol que estos deben jugar en una democracia. La legitimidad de los partidos políticos ha sido volátil en estos 30 años, dependiendo de la capacidad de respuesta del sistema político a las demandas ciudadanas. Lo que vemos es que los partidos fracasan en esas respuestas, deteriorándose como instituciones permanentes del régimen democrático”, se advierte categóricamente en el Informe.
El Congreso
Sobre este punto, en el Informe se recuerda que desde 1997 Latinobarómetro pregunta si puede o no haber democracia sin congreso. Así, en ese año el 64% de los latinoamericanos creía que no era posible una democracia sin Congreso. Hoy el porcentaje es de 53%, con una caída desde 2023, cuando alcanzó 59%.
Entonces, siguiendo la lógica de lo que ocurre con los partidos políticos, el Congreso también ha sufrido un desencanto democrático. Sin embargo, según el Informe son más los ciudadanos quienes creen necesario el Congreso (53%) que los partidos políticos (50%).
En todo caso, en el Informe se da cuenta de dos realidades completamente diferentes representadas por dos grupos de países que confirman lo que también se examinó respecto de los partidos políticos: “Por un lado, grandes mayorías en Argentina con el 73%, que se sitúa en primer lugar, sostienen que no puede haber democracia sin Congreso, al igual que en Uruguay (67%). De forma paralela, afirman lo contrario el 57% de los ecuatorianos, el 55% de los peruanos y el 52% de los colombianos para quienes la democracia si puede funcionar sin Congrego”. Este dato ratifica peligrosamente la debilidad democrática de esos países, que recurrentemente muestran indicadores negativos para la democracia en los últimos Informes de Latinobarómetro.
La oposición
Sobre este punto, en el Informe se pregunta sobre la opinión que tienen los latinoamericanos acerca de la necesidad de que en una democracia exista oposición. Así, mientras el 54% de los ciudadanos dice que sin oposición no puede haber democracia. Al mismo tiempo, encontramos a un 37% que cree todo lo contrario, es decir, que un régimen político como la democracia puede funcionar sin oposición.
Así, en este punto, el Informe vuelve a mostrar estas dos realidades que conviven en el escenario latinoamericano. Por un lado, países que, con altos porcentajes, sobre el 60%, consideran indispensable la oposición para la democracia y que son los mismos que afirman la necesidad de los partidos políticos y Congreso: Argentina, Venezuela, Uruguay, Costa Rica y República Dominicana. Por el otro, los países que además de negar su necesidad presentan actitudes negativas frente a los partidos políticos y el Congreso: Guatemala, Paraguay, Ecuador, Perú y Colombia.
En suma, según el Informe los datos dan cuenta de que “existe una base importante y mayoritaria de apoyo a los partidos políticos, el Congreso y la oposición como componentes indispensables de una democracia, pero simultáneamente entregan la preocupante cifra de que hay importantes minorías que opinan lo contrario”.
Un balance
Por lo antes expuesto, según los datos recogidos en el Informe la democracia (en promedio regional) podría funcionar sin: a) Partidos políticos (42%); b) Congreso (39%); y c) Oposición (37%). Así, como lo advierte el Informe lo preocupante de todo esto es que la verdadera “debilidad de las democracias latinoamericanas no se explica solo por las actitudes autoritarias en eventuales situaciones no democráticas, sino más bien porque casi 4 de cada 10 ciudadanos rechazan a los partidos políticos, el Congreso y la oposición”.
En esa línea, es importante resaltar lo dicho en el Informe sobre que estas cuatro décadas de transición desde las dictaduras a las democracias en la región han menguado la legitimidad de las denominadas instituciones indispensables de la misma, todas las cuales tuvieron mayor respaldo en el pasado. Por ello, el apoyo a la democracia existente, refiere el Informe, parece insuficiente para contrarrestar la actitud negativa asentada en grandes minorías en contra de los componentes fundamentales de la democracia.
Por tanto, en los términos expuestos en el Informe: “No basta con que haya apoyo a la democracia (en promedio), también se deben combatir las actitudes no democráticas de los ciudadanos y mejorar la legitimidad de sus instituciones (sobre todo de las denominadas indispensables)”.
Apunte final
Llegado a este punto, más allá de lo que hemos podido revisar en torno a la opinión que tienen los latinoamericanos sobre las denominadas instituciones indispensables de la democracia, el Informe se cierra con algunas ideas fuerza sobre la democracia en América Latina (yo he seleccionado 3) que por su relevancia considero necesario reproducir al pie de la letra:
1. “América Latina está recién empezando a caminar por la senda de la democracia, con avances y retrocesos, muestra más resiliencia hacia la democracia que un abandono a primera vista. Las autocracias se instalan con dificultad, y se quieren todas llamar “democracia”. Quieren hacerles creer a sus habitantes que son democracias cuando no lo son”.
2. “Al mismo tiempo demasiados ciudadanos frustrados por la velocidad de los avances, o los estancamientos, están dispuestos a cualquier cosa, es decir pasar por encima de las leyes y la democracia con tal de solucionar los problemas. Nayib Bukele simboliza esa desesperación. Ello en base al hecho de que esos pueblos nunca tuvieron pleno ejercicio de los derechos de una democracia, por tanto, tampoco pierden tanto cuando llega un gobernante que los restringe”.
3. “Todo indica que será muy muy difícil que los pueblos abandonen la idea de la democracia, por lo que se ve que las dictaduras solo pueden serlo en cuánto restringen la libertad de expresión y persiguen a sus opositores a lo que han derivado Nicaragua y Venezuela, de otra manera cualquier autócrata se vestirá con la máscara de una elección, para intentar hacerse pasar por democracia”.
Por último, en la parte final del Informe se recuerda a Marshall para -luego de lo ocurrido durante estos últimos 40 años de transición democrática- señalar lo siguiente: “No tomará tres siglos consolidar la democracia en la región, como describe Marshall, pero claramente pensar que se podía hacer en cuatro décadas era una ilusión”.