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¿Están preparados los candidatos paro las elecciones parlamentarias y presidencial este 2025?

A medida que se acercan las elecciones parlamentarias y presidenciales en Chile, la ciudadanía se pregunta si los candidatos realmente están preparados para asumir los desafíos del país. Más allá de los discursos y las promesas de campaña, los votantes buscan líderes capaces de responder a problemas concretos como la seguridad, la economía y la crisis de confianza en las instituciones. El escepticismo crece ante la falta de propuestas innovadoras y una sensación de que muchos aspirantes a cargos públicos no tienen una visión clara de cómo abordar las preocupaciones ciudadanas. En un contexto donde la participación electoral ha sido irregular y el descontento social sigue latente, la preparación de los candidatos se mide no solo en su experiencia política, sino en su capacidad de generar confianza y representar genuinamente a la sociedad. Para entender las controversias que rodean este tema, hemos entrevistado a Pablo Andrés Yáñez, sociólogo de la Universidad Católica, y a Pablo García Aguirre, ingeniero y administrador público, excandidato a concejal y encargado de la unidad de estudios de la Agencia de Cooperación Internacional de Chile (AGCID). A través de sus visiones, buscamos esclarecer si los candidatos de 2025 están realmente preparados o si solo están compitiendo por el cargo.
18 de febrero de 2025

1. ¿Cree usted que los requisitos actuales para ser presidente en Chile son suficientes?

No. En una sociedad en constante transformación, es fundamental que quienes aspiran al cargo más importante del país cuenten con un nivel de preparación acorde a las exigencias actuales. No basta solo con condiciones personales o liderazgo, sino que es necesario acreditar una trayectoria profesional y un conocimiento sólido de la administración del Estado. La toma de decisiones a nivel gubernamental requiere una base técnica y experiencia previa en la gestión de crisis, elaboración de políticas públicas y liderazgo de equipos, aspectos que deberían ser considerados con mayor rigurosidad al momento de postular al cargo de presidente.

2. ¿Considera importante que un presidente tenga formación académica específica o experiencia en gestión pública?

Es fundamental que cuente con una formación académica finalizada, ya que esto refleja una capacidad mínima de preparación y análisis. No obstante, la experiencia en gestión pública, aunque recomendable, no debería ser un requisito excluyente. Lo más relevante es que tenga una trayectoria laboral reconocida en cualquier ámbito que implique toma de decisiones, administración de recursos y manejo de equipos. La política no solo se nutre de conocimientos técnicos, sino también de habilidades prácticas y liderazgo, por lo que un equilibrio entre ambas dimensiones es clave.

3. ¿Piensa que establecer requisitos más estrictos podría mejorar la calidad de los liderazgos políticos en Chile?

No se trata solo de establecer requisitos más estrictos, sino de garantizar que los futuros líderes políticos cumplan con estándares elevados en términos de transparencia, probidad y experiencia profesional. La política requiere de representantes con un compromiso real con el servicio público, y para ello es crucial filtrar a quienes buscan acceder al poder sin contar con las competencias necesarias. Un sistema con mayores exigencias en términos de formación y trayectoria puede ayudar a elevar el nivel del debate y la calidad de las decisiones gubernamentales.

4. ¿Le parece justo que cualquier persona mayor de 21 años pueda ser ministro, independientemente de su experiencia?

No. En el contexto actual, donde la sociedad exige mayores niveles de eficiencia y profesionalismo en la administración pública, es necesario establecer criterios más rigurosos. La edad, por sí sola, no es un indicador de madurez o preparación. Un ministro debe tener una trayectoria comprobable en el área que dirigirá o, al menos, contar con un equipo técnico altamente capacitado que lo respalde en la toma de decisiones. La combinación de experiencia, conocimiento y habilidades personales es fundamental para liderar carteras ministeriales de manera efectiva y en beneficio del país.

5. ¿Qué cualidades considera esenciales en un líder político para representar eficazmente al país?

Un líder político debe reunir una combinación de seriedad, experiencia, capacidad de análisis y moderación. La seriedad implica compromiso con el cargo y con la ciudadanía, sin caer en populismos o discursos vacíos. La experiencia es crucial para la toma de decisiones informadas y estratégicas. La capacidad de análisis permite evaluar situaciones complejas y proyectar soluciones viables. Finalmente, la moderación es clave para generar consensos y gobernar con una visión integradora que represente a la mayor parte de la sociedad.

6. ¿Cómo evalúa el impacto de los requisitos mínimos en la eficiencia de los gobiernos chilenos recientes?

Más que los requisitos mínimos, lo determinante es la combinación de atributos y competencias que cada líder y su equipo posean. Un gobierno eficiente no solo depende de quién esté en la presidencia, sino de la calidad de los equipos ministeriales y asesores. La eficiencia en la gestión pública está directamente relacionada con la capacidad del liderazgo para delegar funciones, diseñar políticas efectivas y garantizar una administración ordenada de los recursos. En ese sentido, más que elevar los requisitos de manera arbitraria, se debería fortalecer la selección de equipos de trabajo y exigir mayor profesionalización en áreas clave.

7. ¿Existen riesgos de que mayores exigencias limiten la diversidad en la política? ¿Cómo equilibrarlo?

En la actualidad, existen múltiples herramientas que permiten a cualquier persona capacitarse y adquirir los conocimientos necesarios para desempeñar cargos públicos de alta responsabilidad. No considero que mayores exigencias sean un riesgo para la diversidad, sino más bien un incentivo para mejorar la calidad de los liderazgos. La política debe avanzar hacia la profesionalización, pero sin cerrarle las puertas a quienes provienen de sectores tradicionalmente marginados. El equilibrio radica en establecer requisitos que garanticen preparación sin que estos se conviertan en barreras excluyentes para ciertos grupos.

8. ¿Cree que una mayor profesionalización en los cargos públicos podría aumentar la confianza de la ciudadanía en las instituciones?

La profesionalización es un factor importante, pero no el único. El desprestigio de la función pública responde, en gran medida, a un discurso instalado por ciertos sectores políticos que han desacreditado la labor del Estado, así como a escándalos de corrupción que han erosionado la confianza ciudadana. Para recuperar la credibilidad en las instituciones, no basta con exigir mayores competencias técnicas, sino que también es necesario modernizar el aparato estatal, mejorar los mecanismos de transparencia y garantizar que los funcionarios públicos sean evaluados en función de su desempeño y no solo de su afiliación política.

Pablo Andrés Yáñez:

1. ¿Cree usted que los requisitos actuales para ser presidente en Chile son suficientes?

Me parece que los requisitos actuales están bien. Imponer mayores exigencias podría considerarse excluyente. Existen experiencias tanto en Chile como en otros países donde personas sin un título profesional han ocupado cargos públicos importantes, basándose en su trayectoria y liderazgo. Si bien no se ha dado en la presidencia, en el Congreso hemos visto casos de senadores y diputados que han llegado a esos cargos por su experiencia y no necesariamente por su formación académica. Sin embargo, el mismo sistema electoral tiende a excluir, de manera indirecta, a quienes tienen poca experiencia laboral o formación académica, ya que los procesos de primarias y la democracia misma funcionan como filtros naturales. En Chile, no es habitual que una persona sin un título profesional llegue a la presidencia.

2. ¿Considera importante que un presidente tenga formación académica específica o experiencia en gestión pública?

No hay que olvidar que la política no siempre opera como el mundo de la empresa privada. En muchas ocasiones, el capital político de una persona pesa más que sus calificaciones técnicas. El respaldo, la red de apoyo y la influencia política pueden ser más determinantes que los grados académicos o los postítulos.

3. ¿Piensa que establecer requisitos más estrictos podría mejorar la calidad de los liderazgos políticos en Chile?

No estoy seguro de que establecer requisitos más estrictos realmente mejore la calidad de los políticos. En algunos casos, podría desincentivar la participación de sectores más jóvenes o de grupos vulnerables dentro del mundo político

4. ¿Le parece justo que cualquier persona mayor de 21 años pueda ser ministro, independientemente de su experiencia?

Si analizamos la justicia de los requisitos, tendríamos que remitirnos a teorías filosóficas sobre el concepto de justicia. En términos prácticos, la ley es justa porque elegimos a quienes la crean. Nadie legisla en contra de sí mismo. Sin embargo, en términos de percepción pública, resulta poco legítimo que una persona de 21 años administre un país. Generalmente, se asume que alguien tan joven no ha acumulado la experiencia suficiente, no solo en el ámbito profesional sino también en el político. Aunque podrían existir casos excepcionales de personas con altas capacidades intelectuales, la mayoría de la población no vería con buenos ojos que alguien de esa edad ocupe un cargo de tanta responsabilidad

5. ¿Qué cualidades considera esenciales en un líder político para representar eficazmente al país?

Aquí ya entramos en una opinión más personal. Uno de los principales problemas en América Latina es la corrupción, por lo que la transparencia debe ser un requisito fundamental para quienes aspiran a un cargo público. Además, un buen líder debe generar confianza en la ciudadanía. Aunque el carisma puede ayudar, hay ejemplos de líderes carismáticos tanto positivos como negativos. Lo realmente importante es que cuente con legitimidad social y respaldo ciudadano.

6. ¿Cómo evalúa el impacto de los requisitos mínimos en la eficiencia de los gobiernos chilenos recientes?

El concepto de eficiencia es amplio, ya que puede referirse a la ejecución presupuestaria, la implementación de políticas públicas o la gestión ministerial. Si bien se puede criticar la falta de requisitos en términos de eficiencia, Chile es un país con un sistema presidencialista fuerte, lo que limita las herramientas para remover a ministros, incluso en casos de mala gestión. Este es uno de los puntos débiles del presidencialismo, pero también ha permitido una estabilidad política en comparación con otros países de la región.

En cuanto a la evaluación de la eficiencia en la gestión pública, Chile cuenta con mecanismos como el Sistema Nacional de Inversiones, que permite medir el impacto de políticas y proyectos. Los programas que no cumplen ciertos estándares son modificados o replanteados. Aunque en América Latina la eficiencia del gasto público suele ser un problema grave, en Chile existen herramientas para mitigar esta incertidumbre y mejorar la planificación de inversiones.

7. ¿Existen riesgos de que mayores exigencias limiten la diversidad en la política? ¿Cómo equilibrarlo?

Exigir mayores requisitos podría restar diversidad a la política. Al aumentar las exigencias, también se excluye a ciertos sectores de la sociedad que buscan representación. Sin embargo, sí estoy de acuerdo con requisitos básicos como no haber sido condenado por delitos relacionados con la corrupción o la malversación de fondos públicos.

8. ¿Cree que una mayor profesionalización en los cargos públicos podría aumentar la confianza de la ciudadanía en las instituciones?

Estoy de acuerdo en la profesionalización de ciertos cargos. Hay posiciones que, por su naturaleza, deberían ser ocupadas por personas con alta preparación técnica. Un ejemplo de esto son las direcciones de servicios públicos o las seremías en las regiones, que deberían estar lideradas por profesionales calificados y no solo por personas con capital político o cercanía con el gobierno de turno. En estos casos, es clave garantizar una alta profesionalización de los cargos para asegurar una gestión eficiente y efectiva.

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