Al escuchar esta semana los elogios que los personeros de Gobierno y de los partidos que lo apoyan han expresado para destacar el compromiso democrático del ex Presidente Sebastián Piñera manifestado especialmente durante su segundo Gobierno y específicamente en los días de violencia demencial durante el alzamiento revolucionario de la extrema izquierda en los meses de octubre y noviembre del año 2019, no pude dejar de proferir la palabra “desvergonzados”.
Si, “desvergonzados”. Acaso no fueron estos mismos dirigentes políticos los que en aquella época sometieron al país a una violencia callejera demencial para derrocar a un Presidente democráticamente elegido y crear el vació de poder que les permitiera tomar el control del país. Claro, fueron ellos mismos: mientras unos alentaban la destrucción del país por los soldados de la primera línea, otros exigían la renuncia del mandatario y otros, en su inmensa pequeñez, veían con encubridora complacencia y desmedidas ansias de poder como se desestabilizaba la democracia, preparándose para aprovecharlo a su propio beneficio. Me pregunto: ¿cómo entonces hoy se atreven a rendir tributo al Presidente que entonces aseguró la continuidad democrática que ellos pusieron en riesgo? Lo repito, hay una sola palabra: “desvergonzados”.
Francisco Bartolucci Johnston
Abogado
Sin descartar que existan opositores que ahora reconozcan sus méritos o que estimen que corresponde una actitud de respeto «republicano», puede que haya mucho de oportunismo o de lo «políticamente correcto» en lo que el Sr. Bartolucci califica de desvergüenza. De ahí lo notable del PC, no dan su brazo a torcer y siguen condenándolo y, de paso, recurriendo a su propia y eterna victimización y defensa «irrestricta» de los DD.HH. en Chile y no en los paraísos que le son afines.