Cartas al Director

Envidia «sana».

Adolfo Paúl Latorre

24 de mayo de 2024


La envidia es “la pena o la tristeza causada por el bien ajeno; el dolor por el éxito del prójimo” o, a la inversa, “el gozo o la alegría por el mal o el llanto ajeno”.

No hay envidia “sana”. La envidia es siempre mala, es un vicio capital: ella lo carcome todo, deteriora cualquier relación humana y, llevada al límite, hace imposible la convivencia social.

La envidia es un sentimiento injusto por su pretensión igualitaria, o sea, antijerárquica, negadora del mérito y, en definitiva, antisocial. La igualdad en todos los ámbitos, idea rectora del discurso igualitario propio de todo socialismo —que está terminando de hundir los últimos vestigios del respeto y del principio de autoridad— tiene una motivación envidiosa.

El papa Francisco se refirió a la envidia como vicio a combatir y extirpar en nosotros. El rostro del envidioso es siempre triste: tiene su mirada baja, parece estar constantemente investigando el suelo, pero en realidad no ve nada, porque su mente está envuelta en pensamientos llenos de maldad. La envidia, si no se controla, conduce al odio del otro.

 

Adolfo Paúl L.

Abogado

Agregue su comentario

Agregue su Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *