Mucho se ha hablado del trabajo de la Convención Constitucional y como aquella está «dividiendo» al país. Pero hay que ser justos. Los convencionales han tenido tanto aciertos como desaciertos, impera decirlo.
A pesar de ello y obviando las constantes polémicas que han rodeado al proceso (recuérdese la maratónica jornada para elegir a la nueva Mesa), la Constituyente ha conseguido una cuestión fundamental que el actual Código Político no ha logrado, cual es el hecho de «hablarle» a todo el país y no solo a una parte de aquel.
Es así que, a modo de ejemplo, encontramos en el borrador de nueva Constitución referencias a mujeres, pueblos originarios, disidencias sexuales, adultos mayores, personas privadas de libertad, niños, niñas y adolescentes como además de una necesaria mención de la naturaleza como objeto de derechos.
Considerando ello, me es inevitable el preguntarme: ¿Cómo ello puede dividir al país? No resulta lógico reflexionar de esa manera pues por el contrario, lejos de dividirnos, el proyecto de nueva Carta Fundamental reconoce a grupos eternamente invisibilizados toda vez que aborda la cuestión climática, ambos factores impostergables y más contingentes que nunca.
Matías Eduardo Vidaurre Vilo
Estudiante de Derecho, UCSH.