Estados “fallidos” son aquellos que se caracterizan por su incapacidad para tener el control sobre regiones de su territorio y para asegurar en ellas el monopolio de la violencia física legítima.
Eso es lo que ocurre en numerosos territorios rurales y urbanos de Chile, en los que sus funcionarios no pueden ingresar, la población está atemorizada, el Estado está ausente y, en ciertos casos, son los narcotraficantes quienes brindan servicios que el Estado no otorga.
Son Estados fallidos aquellos incapaces para proveer a su población los bienes públicos imprescindibles, para mantener su orden institucional y para asegurar el orden público y el respeto de derechos y libertades.
A lo antedicho cabría agregar el deterioro del patriotismo y de nuestra cultura e identidad, y el debilitamiento de la conciencia y del sentimiento de nación; nación chilena que estuvo a punto de sucumbir con el disparatado texto de Carta Fundamental propuesto por la malhadada e ilegítima Convención Constitucional; que adolecía de una nulidad de origen porque fue fruto de la violencia, como lo reconoció el convencional constituyente Fernando Atria: “es innegable que la revuelta de octubre fue el inicio del proceso constituyente”.
Adolfo Paúl Latorre
Abogado
Por supuesto. La duda es si estamos en camino serlo o ya lo somos.