En los últimos meses el máximo tribunal del país ha emitido sendos fallos sobre materias tan disímiles como salud y libre competencia.
Lo común de aquellos pareciera ser el desmesurado poder que se ha arrogado dicho órgano al encontrarse en la cúspide del ordenamiento jurídico, sin mayor vigilancia ni limitación.
De lo anterior es que cada vez actúa menos como una Corte, pero cada vez es más suprema. Difícilmente puede hablarse de Corte Suprema. Estamos ante una auténtica Suprema Corte.
Matías Vidaurre