Durante el primer proceso constitucional, mucho se discutió en la Convención acerca del polémico Sistema de Justicia, que pretendía regir para las personas de etnias indígenas a efectos de resolver los conflictos que se susciten entre sí. El rechazo fue masivo, tanto a la propuesta como los textos finales, porque se temía la convivencia y colisión de dos sistemas jurisdiccionales autónomos, el indígena y el Poder Judicial.
A pesar del destino de la propuesta, recientemente hemos asistido a un auténtico sistema de justicia de facto. Uno, para la gente de izquierda, el otro, para los de derecha. Las diferencias entre uno y otro son tan evidentes que siquiera se molestan en disimularlo.
Matías Vidaurre