Con este mismo propósito, hace un tiempo atrás, el Diario Constitucional publicó una carta –con idéntico título– en que intentaba describir los requisitos de una Nueva CARTA FUNDAMENTAL.
Esta idea del Poder Constituyente, no sólo denuncia el desgaste de la actual Carta Fundamental pues, de otro modo, no se vería la necesidad de cambiarla, sino también implica la oportunidad de corregir sus vacíos e insuficiencias, como asimismo adecuarla a los nuevos requerimientos que se advierten y que resulta imperativo atender.
La carta referida terminaba expresando el deseo de que el pueblo chileno “logre en el futuro convertirse en una nación unida en el propósito de desvanecer las diferencias que nos separan y de pensar a Chile como una gran familia deseosa de compartir sus logros entre sus miembros, dando a todos los chilenos la oportunidad de su más plena y efectiva realización”.
La lectura reciente de este último párrafo despertó en mi memoria de estudioso del pueblo romano, el recuerdo de la “Terra Patrum”, es decir, de la tierra de nuestros padres, que impulsaba a quienes debían cambiar de alojamiento, debido al agotamiento de la tierra por desconocer la agricultura, a trasladar los restos de sus antepasados que debían permanecer junto a ellos.
Esta idea, así como la de Chile transformado en una gran familia que ayuda a todos sus miembros, sin discriminarlos, me reveló el absurdo –por no decir la estupidez– de quienes viven en Chile sembrando las diferencias que nos dividen y abusando de ellas, en lugar de apostar por el cuidado y la ayuda al prójimo, como la única manera de transformar a Chile en una gran nación unida y próspera que sirva de ejemplo al resto del Continente Latinoamericano.
Hace algunos años atrás, siendo Profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Valparaíso, se celebró el Primer Centenario de la Sede Porteña de esta Universidad. Concurrieron varias Universidades chilenas y de América Latina. Allí, en un Pleno al que me invitaron, expuse mi Tesis consistente en que la única manera de convertir a nuestro Sub-Continente Latinoamericano en una potencia mundial, superando a los Estados Unidos de Norteamérica, consistía en unirlo en una sola gran Nación, que compartiera todos sus recursos naturales y tecnológicos y que sería capaz de superar a la gran nación del Norte, lo que demostré con un listado de los recursos de nuestro subcontinente de habla latina –incluyendo a Centro América y México– los que superan los recursos de la gran nación del Norte, buena parte de los cuales nos pertenecen a nosotros pero son explotados por ellos.
Publicados los Estudios del Centenario, recibí solicitudes de datos y felicitaciones de varios países de habla latina. Pero cuando consulté al Ministro del Interior de Chile, me contestó que esto era imposible porque exigía un cambio de toda la organización y los programas de los Ministerios y no había recursos para atender sueños imposibles. La burocracia chilena siempre fue paralizante.
Quiero terminar esta intervención con dos reflexiones con las que inicio esta conversación, a saber:
1ª: ¿Es acaso imposible que la Nueva Constitución consiga no sólo atender nuestros actuales requerimientos sino también poner enérgico fin al empeño de quienes siempre han tratado de separarnos para así poder explotar en su exclusivo beneficio la debilidad de los más necesitados de ayuda?
2ª ¿Resulta acaso una quimera lograr que la Nueva Constitución sea un instrumento educativo que consiga transformar a Chile en una gran familia en que todos intentemos ayudar a nuestros hermanos más necesitados haciendo desaparecer definitivamente el afán de algunos de explotar siempre la debilidad de los más desprovistos de recursos?
Quiero pedir humildemente a mis lectores que mediten sus respuestas, pudiendo añadir las observaciones que les parezcan apropiadas.
Prof. Dr. Lautaro Ríos Álvarez
Chile, una larga y angosta faja de tierra, con una diversidad cultural de norte a sur, con la gran dificultad que siempre ha conllevado eso. Un pueblo que cree ser muy solidario y unido, porque cuando hay un terremoto se recibe mucha ayuda…. Pero en lo cotidiano, este país se ha convertido en un lugar muy inseguro, en que desconfías hasta de tu vecino, y te rascas con tus propias uñas.
Es decir, ya en Chile, entre hermanos chilenos es difícil, por lo que realmente pensar en extrapolar esta idea a Latinoamérica?? ….. tal vez cambiando todo el paradigma de la educación y en unas 3 generaciones más…