Cartas al Director

Rescate del patrimonio cultural y humano de Venezuela.

José Albuccó

16 de agosto de 2024


Como si fuese un símbolo de la delicada situación política y social por la que atraviesa el país caribeño, la afamada Ciudad Universitaria de Caracas hoy en día está en crisis.

Este recinto fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad el año 2000. Fue construido por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva entre 1940 y 1960 como campus principal de la Universidad Central de Venezuela,  con la finalidad de generar un espacio para la educación ciudadana y un lugar de desarrollo del talento, el mérito y  la conciencia crítica de la sociedad. Es considerada una pieza maestra de la arquitectura contemporánea y de la planificación urbana, y una muestra extraordinaria del movimiento moderno, siendo un espacio donde conviven en armonía el arte, la naturaleza y la arquitectura,  similar a la sede principal de Universidad de Concepción pero de una dimensión quince veces mayor. Según la Unesco, se trata de “un ejemplo sobresaliente de realización coherente de los ideales del urbanismo, la arquitectura y el arte de principios del siglo XX”.

Hoy, la Ciudad Universitaria enfrenta un proceso de reparación de sus instalaciones más emblemáticas, luego de un largo periodo de decadencia producto del abandono y la falta de inversión, que ha generado anegamientos de grandes proporciones, deterioro del paisajismo, obras de arte dañadas y  severas averías en varios edificios.

Como recuerda la edición en español de la BBC, durante los años de esplendor de la Ciudad Universitaria, graduarse en su Aula Magna -cuyo techo fue diseñado por el reconocido artista norteamericano Alexander Calder-  “era un motivo de orgullo y una garantía de excelencia educativa en toda la región”. Durante la segunda mitad del siglo XX. «La dirigencia política, empresarial, intelectual, científica que encabezó la Venezuela moderna egresó de la Universidad Central«, rememora la cadena periodística británica. En esa época, Venezuela además era lugar de acogida para miles de personas  que huían de  las dictaduras militares que azolaban a la gran mayoría de las repúblicas de Sudamérica, que estaban sumidas en el dolor, la persecución, la censura y la violencia de unos ciudadanos sobre otros.

La situación de crisis que vive Venezuela es producto de múltiples causas, pero por sobre todo es fruto de la incapacidad de todos los que en los últimos 50 años ejercieron responsabilidades políticas, sociales y económicas, varios de los cuales se deben haber educado en las  aulas de la Ciudad Universitaria. Ninguno de ellos estuvo y está hoy día a la altura de su obligación de cuidar lo esencial de un país, que es su comunidad, lo que se evidencia en la oleada sin precedentes de migrantes y refugiados venezolanos en toda la región de América Latina y el Caribe, que asciende a más de 7.7 millones de personas.

Es de esperar que el proceso de rescate del patrimonio arquitectónico y artístico  de la Ciudad Universitaria -cuna de las elites venezolanas- sea a su vez una señal de renovación del liderazgo de ese país, para que surja una nueva generación cívica que anteponga los derechos humanos de las personas por sobre los intereses de unos pocos y tenga como motivación central el bienestar de la gente de Venezuela.

 

José Albuccó

Académico Universidad Católica Silva Henríquez

Creador del blog Patrimonio y Arte

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