La decisión del soberano fue tajante: rechazar la propuesta de nueva Constitución Política. Pero ello no significó el no querer un nuevo texto fundamental, sino simplemente denotó como el proyecto resultó insatisfactorio.
Así las cosas y en el evento de iniciarse un nuevo proceso constituyente, aquel debe ser, a juicio de esta parte, librado única y exclusivamente por el Congreso Nacional, quien siempre se ha demostrado serio, juicioso, prudente y sensato, con altura de miras y vocación de servicio en cuanto a la dirección del país se refiere.
Por último, la expertiz del Parlamento limitará las prioridades sobre las que versará el debate de una nueva Carta Fundamental, como son, y siempre debieron de ser, lo referente a seguridad, pensiones, salud y educación. Nada más.
Matías Eduardo Vidaurre Vilo.