La menor padece una rara enfermedad mitocondrial que los especialistas calificaron de incurable, por lo que han recomendado poner fin a su existencia para no prolongar su sufrimiento. El gobierno italiano le otorgó la ciudadanía a la menor y ofreció sufragar los costos de su tratamiento en un hospital pediátrico de Roma (Italia), lo cual fue rechazado por los tribunales británicos.