Provocar la muerte por asfixia durante un proceso de detención no puede considerarse un caso fortuito por parte de un agente policial, resuelve Tribunal Supremo de España.
Se trataba de un policía al que se exigía mayor prudencia en su actuación y no presionar en una zona del cuerpo donde el exceso y el tiempo, intensidad y temporalidad le podría resultar claro que acabaría con la vida de la persona.