
El concepto de «justicia a toda costa», que se remonta a la antigua Roma, es ejemplificado en una famosa máxima: «Fiat justitia, ruat caelum», que significa «Hágase justicia aunque se caiga el cielo». Sin embargo, su aplicación estricta puede llevar a situaciones moralmente cuestionables, como muestra la historia del gobernador romano Lucius Calpurnius Piso Frugi.