El optimismo del ser humano es, en muchos sentidos, irracional. Esto quiere decir que estamos, felizmente, subordinados a nuestros deseos que usualmente superan las restricciones más razonables de, valga la redundancia, la razón. Dicho en otras palabras: nuestro deseo de tener cosas o emprender negocios que imaginamos fructíferos, nos hace mucho más optimistas de lo aconsejable, sobre todo al momento de tomar decisiones presupuestarias y financieras.
26 de septiembre de 2022