Autor del peor ataque antisemita en la historia de Estados Unidos es declarado culpable.
Asesinó a 11 judíos que practicaban su fe en una sinagoga e hirió a varios efectivos policiales. Debido a la gravedad de sus crímenes, se espera que en las próximas semanas el tribunal acoja la solicitud de pena muerte presentada por la fiscalía, aunque no se descarta que sea condenado a cadena perpetua.