Funcionarios gubernamentales no pueden suprimir la libertad de expresión abusando de las facultades conferidas por sus cargos, resuelve Corte Suprema de Estados Unidos.
Un funcionario del gobierno puede compartir sus opiniones y criticar creencias específicas, incluso de manera enérgica, para persuadir a otros. Sin embargo, la utilización del poder estatal para castigar o reprimir expresiones desfavorables está prohibida.