Es una práctica ilícita que ocurre cuando se altera artificial y conscientemente el resultado de unas elecciones en favor de algún candidato o partido.
Los tipos de fraude electoral son los siguientes:
– Compra de votos: El partido se compromete con un grupo de electores a entregarles beneficios directos, como la asignación de contratos públicos, puestos de trabajo u otro tipo de recompensas si este consigue los resultados esperados. Se trata de una contraprestación.
– Introducción o sustracción de papeletas en la urna: A conveniencia, se echan papeletas de un determinado partido en la urna para así alterar los resultados de forma directa.
– Votos de personas fallecidas: Se echan papeletas en las urnas asignándolos en la lista, pero estando estas personas fallecidas, por lo que realmente no existe un voto que las personas fraudulentas buscan contabilizar.
– Coacción: Presión ejercida por parte de un grupo o persona hacia un elector para que vote en una u otra dirección.
– Soborno: Se altera el recuento de los votos de una determinada mesa a través del pago a los encargados del recuento.
– “Cancha inclinada”: Se trata de poner dificultades a los partidos rivales para que a estos les sea más complicado competir en las elecciones. El partido en el poder abusa de los recursos públicos en su beneficio. Es propio de regímenes autoritarios competitivos.